La relación de las comunidades con los templos es un atributo inmaterial de gran relevancia, aporta a los templos buena parte de su significado a través de las prácticas devocionales y comunitarias como fiestas religiosas y actividades colectivas solidarias como la minga (trabajo comunitario no remunerado).
El archipiélago de Chiloé se emplaza en el Océano Pacífico, al Sur de Chile, entre el Canal de Chacao y el Golfo del Corcovado. Su centro lo constituye la Isla Grande de Chiloé, hacia el Este de la cual se ubican decenas de islas menores.
Habitado hace siglos por huilliches y chonos, el territorio chilote, fue colonizado tempranamente por españoles que se asentaron en el lugar desde mediados del siglo XVI. En esa época llegaron los primeros religiosos -franciscanos y mercedarios- que se abocaron a la tarea de evangelizar a la población indígena. Sin embargo, fueron los jesuitas, llegados en 1608, quienes organizaron el sistema de evangelización que tuvo un sello característico debido a las particularidades del territorio chilote: su excepcional aislamiento, la dispersión de la población indígena, la comunicación natural por mar y su gran riqueza maderera.
Los jesuitas aplicaron en la zona el sistema de misión circulante. Este consistía en grupos de religiosos que hacían recorridos anuales por el archipiélago, permaneciendo durante un par de días en determinados puntos, el resto del año, un laico especialmente preparado atendía espiritualmente a los lugareños. Esas visitas dieron origen a las primeras capillas, edificadas conjuntamente entre los misioneros y la comunidad de fieles, que aportaban su trabajo o materiales de construcción.
Las iglesias de Chiloé, son Patrimonio de la Humanidad, y representan un ejemplo único en América Latina de arquitectura religiosa de madera. Representan una tradición iniciada por la Misión Jesuita en los siglos XVII y XVIII, continuada y enriquecida por los franciscanos durante el siglo XIX y que aún prevalece en la actualidad. Estas sobresalientes iglesias encarnan la riqueza intangible del archipiélago de Chiloé y son testigos de una fusión exitosa de la cultura indígena y europea, la plena integración de su arquitectura en el paisaje y el ambiente, así como de los valores espirituales de las comunidades. Un conjunto de dieciséis iglesias son consideradas Monumento Histórico Nacional de Chile, y desde el año 2000, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
The relationship of the communities with the temples is an immaterial attribute of great relevance, it contributes to the temples a good part of its meaning through devotional and community practices such as religious festivals and collective solidarity activities such as minga (unpaid community work).
The Chiloé archipelago is located in the Pacific Ocean, in southern Chile, between the Chacao Channel and the Corcovado Gulf. Its center is the Isla Grande de Chiloé, to the east of which dozens of smaller islands are located.
Inhabited centuries ago by huilliches and chonos, the Chilote territory, was colonized early by Spaniards who settled there since the mid-16th century. At that time came the first religious - Franciscans and Mercedarians - who set about the task of evangelizing the indigenous population. However, it was the Jesuits, who arrived in 1608, who organized the evangelization system that had a characteristic seal due to the peculiarities of the Chilote territory: its exceptional isolation, the dispersion of the indigenous population, natural communication by sea and its great wealth Timber.
The Jesuits applied the circulating mission system in the area. This consisted of groups of religious who made annual tours of the archipelago, staying for a couple of days at certain points, the rest of the year, a specially trained layman attended spiritually to the locals. These visits gave rise to the first chapels, built jointly between the missionaries and the community of the faithful, who contributed their work or construction materials.
The churches of Chiloé, are a World Heritage Site, and represent a unique example in Latin America of wooden religious architecture. They represent a tradition initiated by the Jesuit Mission in the seventeenth and eighteenth centuries, continued and enriched by the Franciscans during the nineteenth century and still prevailing today. These outstanding churches embody the intangible wealth of the Chiloé archipelago and witness a successful fusion of indigenous and European culture, the full integration of their architecture into the landscape and environment, as well as the spiritual values of the communities. A set of sixteen churches are considered a National Historic Landmark of Chile, and since 2000, a World Heritage Site by UNESCO.
Nº 1: Capilla de Nepue - Queilen

Nº 2: Iglesia de Aldachilco - patrimonio de la humanidad - Puqueldon
Nº 3: Iglesia de Castro - patrimonio de la humanidad
Nº 4: Iglesia de Ichuac - patrimonio de la humanidad - puqueldón

Nº 5: Iglesia de Puchilco - Puqueldon

Nº 6: Iglesia de Nercon - Castro - patrimonio de la humanidad
Nº 7: Iglesia de Castro - patrimonio de la humanidad

Nº 9: Iglesia de Ichuac - patrimonio de la humanidad - puqueldon
Nº 10: Iglesia de Puchilco - Puqueldon

Nº 11: Iglesia de Detif - patrimonio de la humanidad - Puqueldon

Nº 12: Iglesia de detif - Puqueldon

Nº 13: Iglesia de Ichuac - patrimonio de la humanidad - Puqueldon

Nº 14: Iglesia de Castro - patrimonio de la humanidad

Nº 15: Iglesia de Nercón - Castro

Nº 16: Iglesia de Aldachilco - Puqueldon

Nº 17: Iglesia de Aldachildo - Puqueldon

Nº 18: Aldachildo - Puqueldon
N° 19: IGLESIA DE DALCAHUE
Nº 20: Iglesia de Castro - patrimonio de la humanidad
Nº 21: Capilla de Paildad - Queilen

N° 22.- Iglesia de Detif - PAtrimonio de la Humanidad - puqueldón

n° 23.- Iglesia de San Juan - Dalcahue - Provincia de Chiloé - Chile

n° 24.- iglesia de colo - quemchi - patrimonio de la humanidad - provincia de chiloé - chile

N° 25.- iglesia de puchilco -puqueldon - chiloe - chile

N° 26.- Iglesia de Chonchi - patrimonio de la humanidad - chiloé - chile
